jueves, 22 de noviembre de 2012

No eres tú, soy yo a la intemperie ----- La otra en Dinamarca


Claudia Hernández

                                                     
  Hoy el mundo huele a vómito,
Y a mis pies
Desvanecido el jardín.
Se vacía la rueda del corazón
-timón y remo del viaje-
Dando lugar a los círculos infernales.

“Si no puedes reconocerme
Entonces no eres Jesucristo”
Dijo la Magdalena
A plena luz de ópera
En su charco de baba salada
Abandonando el templo.

Dos semanas a oscuras
A la intemperie
Dos segundos de sol
Que me arrebata el doble
Estallando en primavera dentada
Una primavera con prótesis
Como hermosa postal del intestino
Hoy el mundo huele a vómito,
Y a mis pies
Desvanecido el jardín
Veo al doble que se levanta
Y mira hacia mi espejo
Doble en todo el sentido del eufemismo
Agradece y maldice al mismo tiempo
Va y mendiga pan y sexo
Pan y circo
Pan de vida
Todo lo recibe duro
Se arrodilla a las puertas de tu casa
Por si asoma la esperanza
Un beso, una flor
Pero no hay nada
Nadie al otro lado del espejo
Nadie en el auricular
Sin habla ni reflejo
Hoy el mundo huele a vómito,
Y a mis pies
Desvanecido el jardín
No hay rastros de allá
Las nubes no
Las aves menos
Hasta la tierra calla en braille
Lo que deseo escuchar
El estallido
El cortejo
Mi nombre
El de Dios
Las señas de mi doble.

Así, en mangas de camisa
No eres tú, no eres tú,
No puedes serlo
Desnuda
Sin piel y sin corbata.
Fundido en el paisaje humano
El doble se parte en dos
-cursi cursi-
En cuatro.
-como te gusta-
En ocho
-libertinaje-
Hasta desaparecer
Como víctima de su fe.
Fulgor y muerte de lo que no,
De lo que nunca,
De lo que no te importa,
Pajarito mío, ángel de remolienda.
Chino de mi corazón;
Altura recia y hondura loca
¡dame la luz! ¡no me la cortes!
Te bailaré con plumas y flautines
El caño ancestral
Quemaré hierbas
Venceré a los gigantes
Que nos atormentan
Masticaré la sopa para ti.
Las ofrendas serán depositadas
Al borde
Para que no te sangren
Los aleluyas de miel
Colocados a tu diestra
No eres tú, no eres tú,
No puedes serlo
Nadie frente al espejo
-ya lo dije-
Nadie en el auricular
-puerta cerrada-
El doble ha tomado mi lugar
Y lo que fui ya no existe
Entrego las llaves de mi casa
A la intemperie
Los cófrades danzantes
A la intemperie
Las luces y las marionetas
Que me llenaban la vida
Mis muecas
Mis remedos
A los tullidos tatuados que parí
Con pretensión de libros
Mis piedras
Y los gatos que me gobernaron
El vómito y el miedo
Se tomaron las vías de escape
Encadenados a palacio
Lanzan consignas como sonámbulos
Prenden velas
Escriben mi nombre
Por las calles deshabitadas.

El doble los saluda
Pasa sin reconocerme
Recoge sus banderas pensando
“la caridad comienza por casa”
-ya tiene las llaves-
Por eso y más
Hoy el mundo huele a vómito,
Y a mis pies
Desvanecido el jardín.
¿Y la métrica?
A quién le importa la métrica
Pídesela a otra
Como todo lo demás.






La otra en Dinamarca
La otra no le teme a la vida
Porque está muerta
La otra canta animal y maquinal
Como ella sola
No se mueve porque todo gira
Y teme caerse de la tierra
Tiene problemas con la gravedad
Con el embudo, las compensaciones
Y todas las leyes de la autoridad
Ata sus zapatos entre sí,
Y se enchufa al tendido eléctrico
Para capear las sombras
Ha perdido los sentidos
En su salto ornamental
Pero sabe que algo huele mal
Porque algo huele mal
Los padres son asesinados
A vista y paciencia de la otra
(se desentiende vegetal y mineral )

La otra va al rodeo mirando de soslayo
A los toros con traje de luces
A la guerra como financista
A la cama como zombi
Y todo eso huele mal
Pero no habrá redención
Pues mi cabeza es la que espera
En su no ser
Mi cabeza huesuda y calva
Que se le escabulle tras el cortinaje
Mientras todo anuncia
Aguzando los sentidos
Que algo duele y huele
En esa tierra otra.

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