Y
a mis pies
Desvanecido
el jardín.
Se
vacía la rueda del corazón
-timón
y remo del viaje-
Dando
lugar a los círculos infernales.
“Si
no puedes reconocerme
Entonces
no eres Jesucristo”
Dijo
la Magdalena
A
plena luz de ópera
En
su charco de baba salada
Abandonando
el templo.
Dos
semanas a oscuras
A
la intemperie
Dos
segundos de sol
Que
me arrebata el doble
Estallando
en primavera dentada
Una
primavera con prótesis
Como
hermosa postal del intestino
Hoy
el mundo huele a vómito,
Y
a mis pies
Desvanecido
el jardín
Veo
al doble que se levanta
Y
mira hacia mi espejo
Doble
en todo el sentido del eufemismo
Agradece
y maldice al mismo tiempo
Va
y mendiga pan y sexo
Pan
y circo
Pan
de vida
Todo
lo recibe duro
Se
arrodilla a las puertas de tu casa
Por
si asoma la esperanza
Un
beso, una flor
Pero
no hay nada
Nadie
al otro lado del espejo
Nadie
en el auricular
Sin
habla ni reflejo
Hoy
el mundo huele a vómito,
Y
a mis pies
Desvanecido
el jardín
No
hay rastros de allá
Las
nubes no
Las
aves menos
Hasta
la tierra calla en braille
Lo
que deseo escuchar
El
estallido
El
cortejo
Mi
nombre
El
de Dios
Las
señas de mi doble.
Así,
en mangas de camisa
No
eres tú, no eres tú,
No
puedes serlo
Desnuda
Sin
piel y sin corbata.
Fundido
en el paisaje humano
El
doble se parte en dos
-cursi
cursi-
En
cuatro.
-como
te gusta-
En
ocho
-libertinaje-
Hasta
desaparecer
Como
víctima de su fe.
Fulgor
y muerte de lo que no,
De
lo que nunca,
De
lo que no te importa,
Pajarito
mío, ángel de remolienda.
Chino
de mi corazón;
Altura
recia y hondura loca
¡dame
la luz! ¡no me la cortes!
Te
bailaré con plumas y flautines
El
caño ancestral
Quemaré
hierbas
Venceré
a los gigantes
Que
nos atormentan
Masticaré
la sopa para ti.
Las
ofrendas serán depositadas
Al
borde
Para
que no te sangren
Los
aleluyas de miel
Colocados
a tu diestra
No
eres tú, no eres tú,
No
puedes serlo
Nadie
frente al espejo
-ya
lo dije-
Nadie
en el auricular
-puerta
cerrada-
El
doble ha tomado mi lugar
Y
lo que fui ya no existe
Entrego
las llaves de mi casa
A
la intemperie
Los
cófrades danzantes
A
la intemperie
Las
luces y las marionetas
Que
me llenaban la vida
Mis
muecas
Mis
remedos
A
los tullidos tatuados que parí
Con
pretensión de libros
Mis
piedras
Y
los gatos que me gobernaron
El
vómito y el miedo
Se
tomaron las vías de escape
Encadenados
a palacio
Lanzan
consignas como sonámbulos
Prenden
velas
Escriben
mi nombre
Por
las calles deshabitadas.
El
doble los saluda
Pasa
sin reconocerme
Recoge
sus banderas pensando
“la
caridad comienza por casa”
-ya
tiene las llaves-
Por
eso y más
Hoy
el mundo huele a vómito,
Y
a mis pies
Desvanecido
el jardín.
¿Y
la métrica?
A
quién le importa la métrica
Pídesela
a otra
Como
todo lo demás.
La otra en
Dinamarca
La
otra no le teme a la vida
Porque
está muerta
La
otra canta animal y maquinal
Como
ella sola
No
se mueve porque todo gira
Y
teme caerse de la tierra
Tiene
problemas con la gravedad
Con
el embudo, las compensaciones
Y
todas las leyes de la autoridad
Ata
sus zapatos entre sí,
Y
se enchufa al tendido eléctrico
Para
capear las sombras
Ha
perdido los sentidos
En
su salto ornamental
Pero
sabe que algo huele mal
Porque
algo huele mal
Los
padres son asesinados
A
vista y paciencia de la otra
(se
desentiende vegetal y mineral )
La
otra va al rodeo mirando de soslayo
A
los toros con traje de luces
A
la guerra como financista
A
la cama como zombi
Y
todo eso huele mal
Pero
no habrá redención
Pues
mi cabeza es la que espera
En
su no ser
Mi
cabeza huesuda y calva
Que
se le escabulle tras el cortinaje
Mientras
todo anuncia
Aguzando
los sentidos
Que
algo duele y huele
En
esa tierra otra.