Braulio Arenas
Mandrágora
Cáceres y cerezos.
En la piscina Gómez.
Teófilo de pianista.
Braulio en el
dormitorio.
Era un candor de fuego.
Fe de erratas
Donde dice: nogal, hay que leer: esfinge.
Donde dice: tres cuartos, hay que leer: un cuarto para tres.
Donde dice: medianoche, hay que leer: mediodía.
Donde dice paraguas, hay que leer: hasta las últimas consecuencias.
Donde dice: coléricas manifestaciones, hay que leer: porque en estos escritos estará su voz, su
pensamiento…
Donde dice: callejuela, hay que leer: alcancía.
Marcianitos
Hace años, se le
atribuía a los marcianos un odio patológico por el planeta Tierra, y no había
noche sin que los terráqueos se acostaran pensando si aquélla no sería la noche
de la invasión. Se me ha informado que tal cosa sucedía por esos mismos días,
en Marte, y todos los marcianos les atribuían a los terráqueos un odio
patológico por su planeta.
No había noche en que
ellos se acostaran pensando que no verían el día de mañana, pues los hombres
llegarían con sus bombas atómicas y con su smog, para destruirlos a todos, sin
perdonar siquiera a los marcianitos de pecho.
El demonio
Y a la mañana
siguiente, cuando el caballero
No se despertó, el
demonio no se había ido.
Fantasmas
deshidratados
Los sesos, sí, señor,
los sesos,
Las pestañas y el
disfraz de Louis XV,
Los pájaros se
enloquecen,
Arrastran selvas como
anteojos,
El vislumbre de la
espina dorsal,
Los huesos de las
piernas,
La corbata y un fantasma tejido,
El gato salobre tejido,
La mujer en el siglo XX,
Y con acordes nupciales,
Ya a punto de saltar a la garrocha.
De La Mandrágora y otros
libros.
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